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Unidad 4: procesos cognitivos, la memoria.

1. Introducción.


Nuestra memoria es una capacidad fascinante y compleja que nos permite recordar la realidad al mismo tiempo que la recreamos. Gracias a ella somos capaces de recuperar imágenes y experiencias del pasado, conservamos y recreamos nuestras experiencias y emociones y elaboramos nuestra historia personal.



2. Base fisiológica y complejidad de la memoria.


Los recuerdos se basan en conexiones neuronales llamadas engramas, que pueden ser detectadas mediante un escáner electrónico del cerebro. Los neuropsicólogos se esfuerzan en explicar cómo la actividad bioquímica de las neuronas se transforma en nuestras emociones, recuerdos y pensamientos, pero todavía queda mucho por hacer. Sabemos que además de la corteza hay otras zonas del cerebro implicadas en la memoria como el hipocampo (sistema límbico) ya que cada tipo de memoria tiene su propio circuito anatómico: los recuerdos no están almacenados en ningún lugar concreto del cerebro por lo que diferentes lesiones cerebrales borran distintos recuerdos.


La memoria cumple tres funciones básicas:

- Codificación: consiste en la transformación de los estímulos en una representación mental para recoger información. En esta fase es esencial la atención.

- Almacenamiento: consiste en la retención de los datos para su utilización posterior mediante esquemas y unidades estructuradas de conocimiento (conceptos, categorías, relaciones). Se trata de organizar la información para que tenga significado.

- Recuperación: se trata de la forma en que accedemos a la información almacenada en la memoria cuando necesitamos recordar algo.


El aprendizaje y el recuerdo se desarrollan por tanto en tres fases. Lo primero es registrar la información (para lo cual necesitamos prestar atención y percibir correctamente). En segundo lugar debemos almacenar y retener adecuadamente dicha información (la organización, la asociación, la repetición y la visualización son estrategias que mejoran la retención). Y, finalmente, deberemos recuperar la información almacenada en un momento determinado.



3. Estructura y funcionamiento de la memoria.


La investigación psicológica se ha empeñado durante décadas en la metáfora de la memoria como almacén. Posiblemente porque nuestros medios auxiliares para no olvidarnos de las cosas han sido las agendas o los almacenes y sus índices. Pensad en una biblioteca, tiene muchos libros, si estuvieran colocados al azar resultaría difícil encontrar uno en concreto. Para ordenar toda esa información hemos dispuesto una estructura de armarios y un sistema de clasificación de libros que se puede reproducir en un fichero de entradas de libros. Pero a pesar de que nuestro medio para recordar es almacenar con un orden que nos permite después recuperar lo almacenado tal y como fue almacenado, parece que nuestro cerebro no funciona así. En un texto clásico del año 1932, F. Bartlett ya nos advirtió de que considerar así nuestra memoria era un error, un error que se ha perpetuado hasta casi la década de los noventa.


¿En qué se diferencian la memoria humana y la memoria del ordenador? Cuando un ordenador ha de actualizar algo de su memoria, por ejemplo, cuando se le pregunta quién diseñó el museo Guggenheim* (suponiendo que tiene el programa adecuado y el dato incorporado), el ordenador recibe la instrucción a través de un sistema de símbolos (las palabras en la lengua natural que empleemos por medio del teclado del ordenador), las traduce a otro sistema de símbolos (el código numérico binario) y busca en su memoria la respuesta. En su memoria (simplificando) este dato estará almacenado en una "casilla" concreta y tendrá asignado un número, es decir una casilla y una etiqueta. Realizará el proceso paso a paso y su respuesta, una vez traducido el código binario a lengua natural, será la solicitada.


Nuestra memoria no parece funcionar así. Pensemos un momento qué contestaríamos nosotros. Puede que no nos acordemos del nombre del arquitecto aunque lo hayamos sabido. El ordenador o tiene el dato (y la respuesta) o no lo tiene. Nosotros puede que sepamos que lo sabemos e intentemos recordarlo durante un rato. Tanto si recordamos el nombre del arquitecto como si no, el recuerdo vendrá asociado involuntariamente a imágenes visuales del museo, a situaciones y personas que tienen (para nosotros) algo que ver: el bocadillo que tomamos en la entrada, alguna discusión, algo que leímos... Es probable que las imágenes evocadas nos recuerden a otras, también a sensaciones, olores, a estados de ánimo: asombro, tristeza, enfado... Es posible que el Guggenheim nos sugiera analogías totalmente personales, que nos recuerde a unas latas aplastadas que vimos de niños, etc. Es también posible que no recordemos el nombre del arquitecto pero que "lo tengamos en la punta de la lengua", que nos acordemos aproximadamente cómo suena: "gari" o "guiri" o algo así; en el recuerdo se mezclarán el sonido y la forma escrita. Alguno incluso dirá que es Norman Foster (que es el arquitecto que diseñó el metro de Bilbao). Aunque veamos escrita la pregunta con alguna incorrección ("Gugenheim", "Guggenhaim") lo entenderemos sin problema. Nuestra memoria es "constructiva" y es capaz de completar información incompleta. Puede en fin que tratemos de recordarlo sin éxito y que unas horas más tarde de repente y sin darnos cuenta nos venga a la memoria.


Esta confusa y rica amalgama de palabras, sonidos, recuerdos visuales, sensaciones, analogías y asociaciones parecen caracterizar a la memoria humana. Nuestra memoria, a diferencia de la del ordenador, se dice que es direccionable por el contenido. Esto quiere decir que no buscará una casilla con un número sino que se orientará por un significado, significado que como vemos es algo bastante amplio pues lo asociaremos con todo un campo o constelación de otros significados. Por cierto, ¿te acuerdas ya del nombre del arquitecto?


Los neurólogos no saben todavía "dónde", en qué lugar del cerebro, reside la memoria ni cómo se almacena. Hay dudas razonables sobre si los recuerdos o por lo menos parte de ellos (volvemos al tema de las sensaciones subjetivas) se almacenan en algún tipo de lenguaje simbólico (o sea codificable) o se guardan de alguna otra manera aún no conocida. Sí se sabe que las conexiones entre las unidades del sistema nervioso, las neuronas, no emplean un código binario (pasa la señal o no pasa), sino que en la transmisión neuronal es relevante la intensidad. También se sabe que el procesamiento no es serial sino paralelo (hay muchas conexiones simultáneas a la vez). Se supone que hay un billón de neuronas, cada una de las cuales tiene entre 1.000 y 10.000 conexiones con las neuronas próximas. Imaginemos la complicación: cualquier proceso mental, incluida la memoria, es fruto de la actividad de muchos millones de neuronas (el proceso no es serial sino paralelo), cada una de las cuales tiene varios miles de conexiones con las próximas y cada conexión emite señales de intensidad variable que son significativas.


La memoria humana, con sus asociaciones y analogías caprichosas parece, comparada con la de un ordenador, la memoria compartida de un numeroso grupo de artistas algo despistados e imaginativos frente a un solo oficinista rutinario y maniático. Sin embargo, nuestra memoria tiene seguramente un sentido evolutivo. Nos permite completar las informaciones incompletas o contradictorias que percibimos del mundo. La lógica de nuestra memoria es laxa, asociativa y difusa: a fin de cuentas el mundo real no emite mensajes coherentes y secuenciales, en lenguaje simbólico a través del teclado de un ordenador.


Asimismo, nuestra capacidad para crear analogías nos permite crear estrategias para enfrentarnos a los problemas de formas diferentes, o dicho en otros términos, esta plasticidad es la base de la creatividad y de la imaginación. Finalmente, cuando en un ordenador falla cualquier parte del sistema por pequeña que sea (un cable, un chip) el mecanismo se paraliza entero. Los sistemas biológicos no son tan frágiles. Son menos exactos pero como dicen los expertos "se degradan elegantemente". Un grupo de neuronas puede fallar y otras (hasta cierto punto) toman el relevo.


La memoria, en lugar del almacén de las teorías clásicas, donde nuestros recuerdos quedan almacenados como huellas, es más bien una propiedad dinámica de poblaciones de grupos de neuronas. Las bases de la memoria surgen de alteraciones en la fuerza sináptica de grupos en un mapa global. Al recordar se activan algunas, pero no necesariamente todas porciones previamente establecidas del mapa global. De este modo se origina una respuesta categorial similar a alguna previa, pero normalmente los elementos que contribuyen a esa respuesta son diferentes y en general es probable que hayan sido alterados por la conducta en marcha del organismo. Así pues, como las categorías perceptivas no son inmutables y son alteradas por la conducta continua del animal, la memoria es el resultado de un proceso de recategorización continua.


Lo fundamental es comprender que ni siquiera en el nivel básico, los recuerdos son recuperados exactamente como quedaron grabados, sino que más bien son nuevas recreaciones de episodios pasados que salen a la luz dependiendo de las necesidades concretas del organismo.


Existen tantos tipos de memoria como sistemas específicos: una memoria motora, otra visual, una que permite el aprendizaje, otra que facilita el trabajo lingüístico y conceptual, incluso una que se mantiene activa como una especie de cuaderno de notas cuando iniciamos un proceso extenso y complejo, aún otra que maneja los números de teléfono que hemos aprendido o las caras de personas que conocemos, y también una que organiza nuestros episodios biográficos permitiendo poder disponer de una vida. Es indudable que tal conjunto diverso de tipos de memorias no pueden localizarse en un único lugar del cerebro, que tampoco podemos pensarla como un mecanismo central pues tendríamos los problemas habituales que producen estos tipos de mecanismos centrales. Lo único teóricamente sensato desde el nivel biológico es pensarlo como una propiedad de los grupos de neuronas que en función del refuerzo de sus sinapsis establecen conexiones sólidas entre grupos de neuronas y configuran mapas locales que a su vez se conectan con otros mapas creando otros globales.


* Frank Gehry



4. Sistemas de memoria.


Algunas teorías reconocen distintos sistemas de memoria que interactúan entre sí:

- Memoria sensorial (MS): es la encargada de registrar fielmente la información que obtenemos del ambiente externo, pero sólo durante uno o dos segundos como máximo. Después, la información decae rápidamente y se pierde si no es procesada en la memoria a corto plazo. Tenemos memorias sensoriales para cada sentido, pero las dos más estudiadas han sido la memoria visual y la memoria auditiva.

- Memoria a corto plazo (MCP): la información almacenada en la MS es transferida en parte a la memoria a corto plazo, donde es retenida durante un corto período de tiempo, 15 ó 20 segundos, antes de ser transferida a la memoria a largo plazo. La MCP contiene la información que manejamos en cada momento, por eso algunos psicólogos se han referido a ella como memoria operativa. En 1956, G. Miller comprobó experimentalmente que las personas pueden retener 7 ± 2 elementos a un tiempo en la MCP.

+ Memoria a largo plazo (MLP): la información retenida en la MCP se pierde en parte al cabo de poco tiempo y en parte se guarda definitivamente en la memoria a largo plazo (MLP). Mientras que la MCP contiene una cantidad limitada de información, la información archivada en la MLP en cambio crece constantemente a medida que aumenta nuestra experiencia. La capacidad de la MLP para almacenar información es casi ilimitada, pero el acceso a esa información puede ser problemático. Dentro de la MLP podemos distinguir:

- La memoria semántica es la memoria que almacena y permite la recuperación de símbolos verbales, es pues una memoria atemporal en el sentido que el tiempo de aprendizaje, de ocurrencia o de recuerdo no es relevante para el contenido conservado. El primer modelo de memoria semántica, las redes semánticas, fue propuesto por Quillian. Una red semántica es una organización jerárquica de conceptos. Cada concepto se puede representar como un nodo en la red. Los nodos se conectarían entre sí por nexos etiquetados, que fundamentalmente responderían a relaciones de pertenencia (es un/a) o de atribución de propiedades (tiene, puede).

- La memoria episódica almacena los episodios que conforman la biografía de un individuo, lo que ha vivido. Ahora bien, lo que ha vivido un individuo depende en gran medida de lo que recuerda. De algún modo, la vida es siempre una mirada al pasado, un recorrido por nuestra memoria autobiográfica. Sin recuerdos perderíamos nuestra identidad. En este tipo de memoria es donde mejor se aprecia la idea de que los recuerdos son recreaciones, recategorizaciones, por las cuales traemos al presente un recuerdo del pasado, pero esta evocación va a quedar siempre mediada por nuestro interés, nuestro estado de ánimo, nuestros fines y esperanzas del presente. Aunque esto es intuitivamente así, es decir, sentimos que deformamos nuestros recuerdos en función del momento en que se rememora, que nos apropiamos de recuerdos ajenos, que hemos integrado como nuestros episodios escuchados, es indudable que alguna estrategia de recuperación construimos para poder recrear los episodios vividos, es más, muchos de ellos no se olvidarán nunca. Detectar esas estrategias ha sido el trabajo de los psicólogos que se han ocupado de la memoria episódica o autobiográfica.

- Memoria operativa (MO): es el conjunto de habilidades que nos permite hacer las cosas, como jugar al baloncesto o tocar el contrabajo. Además de las habilidades incluye ciertas reacciones emocionales ante determinadas situaciones, como tener miedo a subir en un ascensor.


A veces se piensa en la memoria como un almacén en donde introducimos los recuerdos para después recuperarlos tal y como se grabaron. Esta concepción es demasiado estática y no permite una conexión con nuestros mecanismos biológicos pues fue el resultado de proyectar los sistemas de almacenamiento de los ordenadores a la memoria humana. No obstante hay algo en este modelo que todavía hoy mantiene alguna vigencia y es la distribución temporal del proceso de retención de información. Efectivamente parece que nuestros recuerdos pasan por distintos estadios temporales hasta que llegan a consolidarse como recuerdos.



5. La recuperación de la información: recuerdo y olvido.


Recordar significa extraer información de la memoria sobre algo aprendido o vivido.


¿Qué factores influyen en el recuerdo?

- Recordamos mejor lo que se relaciona con sucesos emocionalmente significativos.

- Recordamos mejor en el mismo contexto donde ocurrió el aprendizaje.

- La memoria graba mejor lo interesante, lo nuevo, lo extraño, lo emotivo.

- Se recuerda mejor lo primero y lo último que hemos aprendido.


El olvido es, por el contrario, la incapacidad para recordar nombres, fechas, hechos o conocimientos.


¿Por qué olvidamos? Hay muchas causas que pueden explicar los diferentes tipos de olvido:

- Por lesión o degeneración cerebral. Ej.: La enfermedad de Alzheimer.

- Olvidos motivados: según Freud, se explicarían por la represión como mecanismo de defensa.

- Interferencia: conocimientos ya aprendidos interfieren en los nuevos o al revés. Ej.: el aprendizaje de un nuevo idioma interfiere en los que ya sabíamos.

- Falta de procesamiento: en realidad no lo memorizamos.

- Contexto inadecuado: es difícil recuperar la información porque se aprendió en un ambiente diferente. Ej.: Un bebedor que oculta dinero cuando está ebrio es incapaz de encontrarlo cuando está sobrio.



6. La memoria colectiva.


Uno de los signos de la identidad grupal es la memoria colectiva. Es el conjunto de recuerdos de un grupo que se transmiten de generación en generación. Gracias a ella cada persona consolida sus recuerdos colectivos.



7. Distorsiones y alteraciones de la memoria.


Una distorsión de la memoria es un fallo normal de nuestra memoria. Una alteración de la memoria, sin embargo, puede ser traumática. Perder la memoria es perder nuestra conciencia porque es difícil vivir el presente sin lazos con el pasado. Las distorsiones de la memoria pueden deberse a:

- Tiempo: la memoria se debilita con el tiempo porque las nuevas experiencias difuminan los recuerdos.

- Distracción: no atendemos por estar preocupados en otros asuntos.

- Bloqueo: búsqueda de información frustrada porque necesitamos encontrar un recuerdo y nos bloqueamos.

- Atribución errónea: confundir fantasía y realidad o recordar cosas que no han pasado.

- Sugestibilidad: se incorpora información engañosa a los recuerdos propios procedente de fuentes diversas.

- Propensión: elaboramos nuestros recuerdos para que encajen en nuestras creencias actuales.

- Persistencia: recordar sucesos del pasado que preferiríamos desterrar de la mente.


Algunas alteraciones de la memoria muy conocidas son:

- Amnesia: es la pérdida total o parcial de la memoria originada por causas neurológicas o psicológicas.

- Demencia senil: es un declive gradual de las funciones intelectuales y el primer síntoma son los problemas de memoria, suele surgir con la edad, alrededor de los 60 años.


2016, Paula Pérez Rojas. Creado con Wix.com

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