Los saberes del helado.
Roberto Casati y Achille Varzi, 39 (simples) cuentos filosóficos, Ed. Alianza
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ÉL: ¿Qué tal tu helado?
ELLA: Bueno. De pistacho y fresa. ¿Y el tuyo?
ÉL: De fresa y pistacho.
ELLA: ¿No es lo mismo?
ÉL: Casi. Tú tienes pistacho y fresa. Yo, fresa y pistacho. Cierra los ojos y te doy a probar la fresa.
ELLA (obedece, golosa): ¡Pero esto es el pistacho!
ÉL: Ya te he dicho que son helados distintos.
ELLA: Venga ya. Me mandas que cierre los ojos y me engañas. Has dicho fresa y era pistacho.
ÉL: Nada de eso. Mira, prueba lo verde y dime sí no sabe a fresa.
ELLA: Disculpa, lo verde es pistacho.
ÉL: Eso es lo que dice todo el mundo. Pero lo que dice mi paladar es que lo verde es fresa y lo rojo pistacho. Para ti, sin embargo, lo verde es pistacho y lo rojo fresa, ¿a que sí?
ELLA: ¿No será que a tu helado le han puesto otros colorantes?
ÉL: No, lo hemos comprado en la misma heladería.
ELLA (agitando el cono que tiene en la mano hasta el punto de que casi se le cae el helado): Explícamelo. ¿No me estarás tornando el pelo? De verdad piensas que el gusto verde es fresa para ti y pistacho para mí.
ÉL: Y viceversa. El gusto rojo es fresa para ti y pistacho para mí.
ELLA: ¿No será una cuestión de nombres? A lo mejor cuando eras pequeño te enseñaron a llamar “sabor a fresa” lo que a mí me enseñaron a llamar “sabor a pistacho”, y viceversa.
ÉL: Mis padres habrían sido muy crueles, ¿no te parece? Entre otras cosas porque el problema no acaba en la fresa y el pistacho.
ELLA: ¿Quieres decir que...?
ÉL: Quiero decir que esas cosas amarillas y jugosas que a ti te saben a limón a mí me saben a grosella, y las pequeñas y azules que para ti son grosellas a mí me saben a limón. (Por eso me gusta juntar la grosella con el pistacho, porque tengo la impresión de comer fresas con limón)
ELLA (absolutamente perpleja): Me parece que te equivocas en algo…
ÉL: ¿Cómo no? Confundo todos los gustos.
ELLA: No, no quería decir eso. Es que hay algo confuso en nuestra conversación. Dices que tus padres no eran crueles. Te han enseñado a hablar el mismo idioma que yo ¿no? Por tanto, si te daban un helado de pistacho, te dirían que sabía a pistacho.
ÉL: Exacto.
ELLA: Y tú sentías un determinado sabor cuando lo probabas, ¿no? Y a ese sabor lo llamabas “pistacho”, ¿no? ¿Y ahora por qué lo llamas fresa?
ÉL: ¿Porque mientras tanto ha cambiado todo! Al crecer se me invirtieron los sabores. Las fresas comenzaron a saber a pistacho y los limones a grosella. Todo del revés. No fue grave; en cierto modo, resultó hasta divertido. Experimento nuevas combinaciones.
ELLA: ¿Y como puedo estar segura de que no me estas contando una bola?
ÉL (pone cara de ofendido).
ELLA: Perdona, no te enfades. Me fío de ti, es que me estaba haciendo la escéptica.
ÉL (todavía con amargura): Me tranquilizas.
ELLA: Siempre pensé que cuando los filósofos hablan de esas cosas se limitan a imaginar situaciones posibles. Me sorprende descubrir que no es asÍ... Espera todavía estás triste…
ÉL: Estaba pensando que tal vez me equivoque de verdad. Es posible que no haya experimentado una inversión de los gustos.
ELLA: ¿En qué sentido?
ÉL: Podría ser que recordara mal los gustos de cuando era pequeño. Podría ocurrir que todo esto no fuera más que una ilusión de la memoria, y que lo invertido no sean los gustos sino los recuerdos. Me parece recordar que el helado de fresa tenía antes un gusto distinto del de ahora.
ELLA: Puedo creerte cuando me dices que se te han invertido los gustos. Puedo vencer el escepticismo que acompaña siempre a nuestra idea de la mente ajena. Pero lo que no sé es cómo vences tú el escepticismo con respecto a tus recuerdos.
ÉL: Hasta se me ha derretido el helado.
ELLA: El mío también. No importa; se han mezclado los dos gustos y ya no hay que distinguirlos. Ahora podemos estar seguros de que nuestros helados tienen el mismo sabor.
Preguntas analíticas.
1. ¿Nos ofrecen nuestros sentidos una visión correcta del mundo?
Para empezar, habría que cuestionarse qué es correcto y qué no, aunque si se entiende 'visión' como sentido exteroceptor excluyendo los demás (gusto, olfato, audición y tacto) y sin poder obviar los interoceptores ni los propioceptores, la respuesta sería negativa; puesto que, cada ojo el distinto, tanto entre los de un mismo individuo como ajenos. Además que cada uno 've' algo distinto debido a los filtros que, de manera inconsciente, usamos; son los filtros que hemos ido adoptando por experiencia.
2. ¿Lo reflejan tal y como es?
Rotundamente, no. 'Vemos' una mínima parte de lo que ocurre y, nuestra interpretación está distorsionada por los filtros previamente mencionados. Además, físicamente, a nuestros ojos se les escapan muchísimos detalles.
3. ¿Podemos fiarnos de ellos?
Hasta cierto punto en un momento cuerdo estable, sin alteración del organismo por sustancias tóxicas o similares.
4. ¿En qué diferencias una sensación de una percepción?
La percepción la concibo como la idea que recibimos y la sensación como aquello que nos produce.
5. ¿Estás seguro de que percibes el mundo igual que los demás?
Estos segura de que no lo percibo como nadie más y que nadie más lo percibe como yo. Porque mis vivencias son propias y me han hecho 'ver' el mundo a mi manera con mis antecedentes, aprendizajes, experiencias e intuiciones; exactamente que a cualquier otro ser le pasa consigo mismo.
6. ¿Aprendemos a percibir?
Sí, estamos directamente influenciados por el ambiente en el que nos encontramos y, generalmente, se aprende de nuestros círculos más próximos con los que más tiempo empleamos desarrollándonos.
7. ¿Influye la cultura y la sociedad en la capacidad perceptiva?
Sí, aunque siempre es subjetiva en función del individuo; tiende a ser similar en la cultura presente en la sociedad en la que se encuentre. Por ejemplo, en España, se come vaca, lo cual para una persona que siga una dieta omnívora es totalmente 'normal', sin embargo, en India, a la vaca se la considera un animal sagrado y comérsela, además de ser atroz, es pecado; pero en Tailandia o Vietnam, se come perro, y aquí, es una barbaridad, porque la concepción que se tiene es de mascota, de 'oh, mi propiedad', llegando a la objetificación de las vidas. No se concibe la idea especista que radica en cada una. O, por ejemplo, en Japón, es un gesto de respeto no abrir un regalo delante de quien te lo ha regalado, justo al contrario que en España, que sienta hasta mal.
8. ¿Qué criterios usas para diferenciar la música del ruido?
No uso ningún tipo de criterio tipo patrón para guiarme en la elección, simplemente, me dejo sentir y depende de lo que me produzca y la manera de hacerlo.